Toda persona, desde su nacimiento, necesita para su
supervivencia nutrirse de una amplia gama de alimentos variados y equilibrados,
procurando combinarlos de la forma en que nos resulten más agradables. Un niño
bien alimentado y con un estilo de vida saludable, presenta mejoras en su
salud, rendimiento físico e intelectual. Pero se hace preciso apuntar que muchos de los trastornos y/o patologías, aunque tengan una
base genética, también están condicionados por influencias ambientales.
El
Síndrome de Prader Willi, se caracteriza, entre otras cosas, por una conducta
compulsiva hacia la comida y un bajo consumo de energía (calorías). Esto,
asociado a las relaciones sociales nos obliga a los padres y cuidadores de
personas con PW a desempeñar una constante y continúa actuación en este
aspecto.
Todo ello contribuye a buscar alternativas que sean capaces
de abordar con éxito la gran problemática que supone para el día a día en
nuestras familias.
Apoyados en los principios de “Seguridad en la comida”
(Dra. L. Gourash y Dra. J. Forster, Eliminar al máximo las incertidumbres
acerca de la comida) hemos apostado por el “plato grande único” para
todos.
En el concepto de “plato grande único”, presentamos todo lo
que toca comer de la forma visual más atractiva posible. “Lo tienes aquí,
come tranquilo y disfruta de ello, todo es para ti, nadie te lo coge.”
Este sistema nos da la oportunidad de presentar, un plato lleno de alimentos y
poder ir cogiendo según apetencias: verdura acompañando a un trozo de pescado,
pescado solo o terminar con lo que deseamos reservar para el final.
Nuestro hijo, realmente parece que demuestra una mayor
tranquilidad y relajamiento cuando utilizamos los platos grandes, incluso entre
bocado y bocado, se permite algunas pausas y sobre todo, deja de observar a su
alrededor en busca de lo siguiente, antes de ni siquiera terminar lo presente,
para comprobar si todavía queda algún plato más.
En relación con la bebida, y dado que por lo generalmente,
las personas con PW no son muy aficionadas a beber agua, le ofrecemos un vaso
normal siempre lleno de agua. Si hemos podido comprobar que de ser por el, no
se la bebería por lo que le debemos “obligar”, ya que el agua es imprescindible
para nuestro organismo, por eso, dando un vaso normal, nos aseguramos que
ingiera líquido ya que, en estas cuestiones, dejan los platos y vasos vacíos.
En el mercado existen platos tipo fuente, que nos permiten
presentar los ingredientes de una comida adecuada en un “plato único” y si lo
hacemos con el mimo y elegancia oportuno, seguro que nuestros hijos podrán
disfrutar sin ansia de una comida que entre por los ojos, que no aburra y que
les aporte los nutrientes suficientes para su buen desarrollo. Si toda la
familia optamos por esta medida, ayudaremos en gran medida a la tranquilidad y
adquisición de unos hábitos saludables.
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