sábado, 11 de febrero de 2012

Tratan con éxito la obesidad en ratones mediante la estimulación de una zona de su cerebro

Una zona del hipotálamo, en el cerebro, es responsable de la estimación del nivel de energía disponible (glucosa) en el cuerpo. Si dicha zona hace de forma habitual estimaciones incorrectas (detecta menos nivel del que en realidad hay), puede producirse un aumento del apetito y la consiguiente obesidad. Una estimulación adecuada, mediante genes, de la parte del hipotálamo que realiza esas funciones puede hacer que actúe correctamente y se subsane la obesidad.


   
                                                                                                     
 No es sólo una teoría: se ha hecho ya, aunque únicamente en ratones. El logro corresponde a un equipo de investigadores del Albert Einstein College of Medicine, en Estados Unidos, dirigido por Dongsheng Cai, un científico especializado en neuroendocrinología y metabolismo. El trabajo se ha publicado en "PLoS Biology".

El hipotálamo, y concretamente una parte del mismo denominada HIF, tiene una función decisiva en la estimación del nivel de nutrientes que tiene en cada momento el organismo. Esta determinación es de vital importancia, pues un error, tanto por defecto como por exceso, puede tener consecuencias indeseables: obesidad o malnutrición, respectivamente. Lo ideal es mantener un equilibrio correcto entre la ingesta de nutrientes y el gasto de energía.

Si bien la forma de determinar el nivel de energía disponible en el cuerpo es compleja, se conocen ciertos mecanismos que intervienen en ella, como el papel de las hormonas insulina y leptina. La forma de detectar el nivel de nutrientes, como la glucosa, es mucho menos conocida. Y en este campo es, precisamente, donde han investigado los científicos del Albert Einstein College of Medicine.

Encontraron que una zona del hipotálamo, el HIF, además de otras funciones, tiene la de estimar el nivel de glucosa, al menos en los ratones. Adicionalmente, pudieron comprobar que un mal funcionamiento de esta zona podía suponer un exceso de ingesta de alimentos y, como consecuencia de él, la aparición de obesidad en los roedores que lo padecían.

Y, lo que también es muy importante, comprobaron que estimulando de forma adecuada el HIF mediante los genes, se podía corregir dicho mal funcionamiento y el ratón recuperaba su peso normal, incluso aunque tomara más alimentos de lo debido. Estos descubrimientos abren la puerta a la posibilidad de un tratamiento contra la obesidad mediante la estimulación del HIF en personas, si bien los resultados no se obtendrían a corto plazo, como es lógico.


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